Los datos no engañan

Los atentados de Orlando o San Bernardino pueden hacer pensar que los Estados Unidos se encuentran frente a una amenaza islamista imparable y enorme. Sin embargo, el último informe del Government Accountability Office presentado al Congreso a petición de este, obliga a matizar esa impresión que los medios, necesariamente (a más muertos, más noticia), tienden a resaltar y, a veces, a reforzar. De todas formas, esos datos oficiales (no lo que pueda decir un presidente tuiteando) imponen muchos matices.
Cierto que, a primera vista, los ataques islamistas se dejan ver por encima de los otros. 
El problema de la extrema derecha y los neo-nazis (el vocabulario es el del informe que, otras veces, se refiere a blancos supremacistas) también existe. No ha producido hechos tan espectaculares como los islamistas radicales (también vocabulario del informe), pero ha producido más ataques (73 por ciento del total) y, al final, ha sido más mortífero en su conjunto que los islamistas radicales. Los nacidos en el extranjero y autores de este tipo de ataques representarían un 26 por ciento del total.
Para celebrar estos datos oficiales, se pueden comparar con los igualmente oficiales proporcionados por el Ministerio de Seguridad Interior (DHS) y el de Justicia (DOJ): los convictos de cargos relacionados con el terrorismo internacional eran, en un 73 por ciento, nacidos fuera del país, es decir, para no manipular demasiado los datos, 254 no habían nacido en USA, 147 habían nacido fuera, pero se habían nacionalizado y solo 147 eran estadounidenses por nacimiento. El interés de sus autores, como se ve en las conclusiones, es que para proteger a los ciudadanos estadounidenses hay que tener cuidado con quién se deja entrar en el país (antes, en el informe, han aparecido varios nombres y apellidos árabes). Lo de la extrema derecha y los neo-nazis ni está ni se le espera.
Estas dos series son compatibles porque, en realidad, se están refiriendo a partes diferentes de un mismo problema: unos hablan de los ataques violentos y los otros de los convictos en casos relacionados con el terrorismo internacional (es decir, islamista radical en el vocabulario de los primeros).
Los datos sí que engañan.